Inma Peñaranda Fibra Óptica Viladecans

En Viladecans no quieren ser periferia digital

Los cuentos nos han enseñado que con valor, coraje, tesón, y compromiso, los pequeños y valientes ganan a los grandes y poderosos. El sastrecillo valiente, la fábula del león y el ratón, la de la liebre y la tortuga, Pulgarcito… El alcalde de W!ladecans… Es posible que esta historia no la sepáis. A mí me la empezaron a contar hace unos días en un email cargado de inteligencia emocional digital, una combinación para mí irresistible. Me ha gustado tanto colaborar con este equipo del Ayuntamiento de Viladecans. Es una gran historia de lucha por la igualdad, compromiso, valentía y responsabilidad. Escuchad, que yo os la cuento.

Érase una vez un alcalde de una pequeña ciudad del bajo Llobregat, en la periferia de Barcelona. En Viladecans, que así se llamaba la ciudad, apenas había 65.000 habitantes y poco tejido empresarial. Un pueblo en el que tardó muchos, muchos años, en parar el tren. Pero un pueblo lleno de gente que se merecía, como cualquiera, las mejores oportunidades.

A la cabeza del consistorio estaba este buen alcalde, un hombre comprometido con su pueblo, culto e inquieto, consciente de que en los tiempos que corrían la fibra óptica era la mejor manera de tener a sus ciudadanos conectados a alta velocidad con el mundo. Un hombre tecnológico con un sueño: llevar la fibra óptica a Viladecans. Democratizar el acceso a la alta velocidad. Porque este buen alcalde sabía que la fibra suponía conocimiento, comunicación, educación, servicios sanitarios… Sabía que había un importante beneficio social para sus conciudadanos.

El alcalde acudió a las grandes operadoras con su sueño para negociar la instalación de la fibra en Viladecans. Pero le volvieron la espalda. Viladecans no era suficientemente atractiva para ellos… no se iban a molestar en desplegar su red por una población “de segunda”. Tendrían que esperar hasta 2023 para que les llegara su turno…  Y le cerraron la puerta en las narices.

El alcalde volvió de su reunión con las operadoras pensativo… No iba a rendirse. No iba a renunciar a su sueño, al sueño de convertir Viladecans en una Smartcity. Investigó e investigó para encontrar alternativas al no de los grandes. Y descubrió un modelo de red que podría adaptarse a sus necesidades, sin importar que las operadoras hubieran catalogado su ciudad como periferia digital. Podrían crear una red neutra y pública, al margen de las malvadas operadoras que les habían despreciado. Se trataba de un modelo que no existía aún en España pero que el buen alcalde supo que podía poner en marcha. El alcalde valiente se lió la manta a la cabeza, se puso manos a la obra… y lo hizo, señores. Lo hizo.

W!ladecans

No voy a terminar este cuento con un colorín colorado, este cuento se ha acabado, porque este cuento no ha hecho más que empezar. Y con el respaldo de Overon, empresa propiedad de Mediapro, Viladecans ha encontrado un partner que invertirá 4 millones de euros para abarcar con la fibra el 90% de la población en tres años y hacer frente al inmenso desembolso que supone la instalación de la fibra oscura.

Hace un lustro que nuestro buen alcalde, Carlos Ruiz, vio que en la instalación de fibra en el municipio había un tremendo beneficio social. Porque está convencido de que internet es un derecho, y no un privilegio. Con un equipo responsable, valiente y comprometido, tan ligero de complejos como esos millennials que yo tanto admiro, desafiaron la desconfianza de las operadoras, que querían condenar al ostracismo a su ciudad hasta 2023. Buscaron la forma de construir su propia estructura de banda ultrarrápida. Y ahora el ejemplo de Viladecans ilustra foros de tecnología, tienen smart schools, smart citizens, son pioneros en España y un ejemplo para todo el mundo. Siendo los propietarios de la infraestructura de la red se aseguran de que sea de verdad un servicio para la ciudadanía. No sólo han conseguido aquello que soñó un día el alcalde, hacer una ciudad accesible para los ciudadanos, sino que ahora ese tejido empresarial del que carecía está empezando a tomar forma, y muchas startups se están instalando en esta ciudad del bajo Llobregat, de la periferia de Barcelona, que es la menos periférica digital de todas.

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