Eva Giménez

El secreto está en el corazón

Los retos de Eva

Hacer un retrato de Eva es tan sencillo como buscar sus ojos. Su mirada, la define. Una mirada que nace directamente de su corazón, y que expresa su alegría, su fuerza, su determinación, su gratitud, y esa energía positiva que desborda entusiasmo. Sabe tan bien como yo dónde está su esencia y así lo dice: “El secreto lo tengo en el corazón”.

Eva es menuda, pero ante ella la sensación es de grandeza. Tiene un reto por delante que le ha marcado la vida: conseguir quinientos mil euros para la investigación de la enfermedad de Dent, una de esas enfermedades que llaman raras porque padecen muy pocas personas en el mundo. Nacho, su hijo pequeño, es una de ellas.

Podría haberse rendido a las circunstancias y haber confiado en que otros llevaran a cabo esta lucha. Y escogió vivirlo como protagonista, y no como víctima, frente a este reto que se ha convertido en su razón de ser. Salvar a Nacho, salvar a todos los enfermos que padecen esta enfermedad. Cualquiera se sentiría diminuto, solo en un mundo que no tiene, todavía, las armas para apoyarle. Pero en Eva hay un propósito vital claro, y tiene la capacidad de visualizar lo que quiere, por eso lo consigue. Y la voluntad de hacer lo que sea, lo que sea, por conseguirlo. “La estoy liando parda”, dice. Y tiene toda la razón.

Eva se ha convertido en un personaje mediático que está allí donde puede hacerse visible, de la mañana a la noche, trescientos sesenta y cinco días al año. Con una gratitud sin límites devuelve más de lo que recibe. El poder de su corazón, y de su mente de crear pensamiento positivo arrastra, atrae, admira. Todavía ahora, después de haber llegado tan lejos, sigue sorprendiéndose de la entrega y la generosidad de la gente. “Esta lucha me ha tocado a mí, pero le podría haber tocado a cualquiera”. Cada uno da lo que recibe, y Eva se desmonta dando las gracias a través de sus ojos, pero desde el corazón.

Con una voluntad de superación sin límites Eva se entrena cada día, cuando termina su jornada como presidenta de Asdent, empieza la del rodillo en la bicicleta. Mientras todos duermen en casa ella pedalea, porque Nacho ha aprendido que “mamá me cura cuando monta en bicicleta”.

Montando en bicicleta participó en una de las carreras de BTT más duras del mundo, la Titán Desert, con su propia discapacidad –una minusvalía de cerca del 50% a causa de una esclerosis múltiple- con el único objetivo de recaudar fondos para Asdent. Gracias al apoyo incondicional de dos amigos logró llegar a la meta. Y éste es sólo un reto más.

Eva vive gracias a Nacho, y no duda al decirlo. Es la lucha por él que le insufla vida. A la bicicleta se sube ella, pero nosotros podemos ayudar también. Os invito a que conozcáis Asdent, la asociación que ha fundado y preside, y veáis el documental El reto de Eva. Es una forma de subirnos con ella a la bicicleta, de pedalear, cada uno a nuestra manera, para apoyar a esta titana en su lucha que, no olvidemos, no servirá sólo para ayudar a Nacho, sino a todos los enfermos de riñón.
Y cómo no, Eva, gracias. Gracias por compartir tu historia, por enseñarnos que con el pensamiento positivo, el afán de superación y la gratitud puede llegarse muy lejos. Tan lejos como podamos.

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